EL CAPRICHO

En estos días de descanso, como no tenía nada que hacer, decidí ir a dar una vueltecita por la selva, recoger un poco todo aquello, dar pienso a las fieras corrupías, que estaban ya las pobres desesperadas, lavar las cortinillas de Tarzán. Vamos, lo normal que se suele hacer por esos lares, cuando de pronto, apareció ante mí, majestuoso, erguido, enhiesto, robusto, y me decía con voz susurrante: " ¡ Ven, ven a mí ! " Y yo, que soy muy obediente, cuando me parece, no me resistí a tamaña tentación, y ¡ Epaaaa! Allá que me lancé con todas las ganas.

Jardín El Capricho. La nena. Foto de Manuel

Y ahí me tenéis, trepando un hermoso pino en el Jardín de El Capricho, en la otra punta de los madriles. Se llama así, porque a la Duquesa de Osuna se le antojó tener una maravilla así de lugar para disfrute de ella, de los suyos, y nuestro. Destaca sobre todo, el aroma a lilos, la diversidad de sus colores, los árboles del amor, la fragancia suave de las falsas acacias.  Es un sitio estupendo para relajarse y disfrutar. Y desde luego, que pienso repetir la visita.