flores que me siguen

martes, 2 de noviembre de 2010

BELLAS ARTES

ACANTO

Las hojas del acanto, largas y rizadas, sirvieron a los griegos de adorno para sus trajes,
los muebles y los utensilios. Virgilio nos describe el vestido de la bella princesa Helena
bordado en relieve en forma de hojas de acanto. El acanto es admirado por arquitectos
paisajistas por la forma que se adapta armoniosamente a la estructura de todo el conjunto.
Esta planta entró en la historia sirviendo de motivo para el capitel corintio.
Según la leyenda, había muerto la joven hija del arquitecto griego Calímaco.






Este colocó sobre la tumba de la muchacha, encima de una planta de acanto, un canastillo
de flores, y lo cubrió con una teja. En la primavera siguiente, la planta se abrió camino
redoblando sus esfuerzos por crecer, y sus hojas abrazaron el canastillo, se encorvaron
y se cerraron hacia los extremos.












Al pasar por el sepulcro, Calímaco se quedó maravillado ante aquella decoración
campestre del acanto y la armonía y belleza del conjunto le inspiraron para crear el
capitel de la columna corintia, correspondiendo el cuello de la columna que se pierde
en las hojas al cesto y la teja, a la baldosa.
Los romanos copiaron la disposición de estas columnas.
La idea de Calímaco se adoptó incluso en La Edad Media, aunque se cambió
ligeramente la forma de la hoja. Los artistas bizantinos y románicos estilizaron el motivo,
mientras que en el arte gótico la planta se convirtió casi en un cardo. El renacimiento italiano
es el movimiento que más se aproxima al concepto griego del acanto. Así fue como la
flor quedó elevada a emblema de las bellas artes.


Dedicado a los poetas, a los luchadores de la vida, mujeres y hombres de buen hacer y sentir,
los que no pierden su libertad, sus ideales, su identidad.






1 comentarios:

Comentado por Inocencia María dijo...

Gracias por la clase de arquitectura e historia. De todo se aprende si señor!, te lo has currado.

AFRICA04

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